La conjunción y: valores o usos y ejemplos
La conjunción “y” se usa habitualmente con un valor de unión, suma o adición, es decir, sirve para añadir un nuevo elemento. Ejemplos:
Comimos patatas y carne.
Carlos y Pedro son hermanos.
Fuimos al parque por la mañana y a la playa por la tarde.
Cogí mis maletas y me marché.
En las enumeraciones, esta conjunción se suele utilizar únicamente antes del último miembro:
Compré para la ensalada lechugas, tomates, atún y maíz.
Me desperté, me duché, desayuné y me fui al trabajo.
Suele unir elementos de la misma categoría gramatical, como en Juan y Pedro vienen ya (aunque hay excepciones, como en la oración La zona es escarpada y de difícil acceso).
Puede ocurrir que esta conjunción esté al inicio de cada elemento dentro de la enumeración, lo que origina el recurso retórico llamado polisíndeton (consiste en la repetición innecesaria de una conjunción):
Construyó en su imaginación un castillo y un río y una fuente y un puente.
Bajó del tren y salió de la estación y cogió un taxi y llegó hasta su casa.
La conjunción “y” es la más usada para unir oraciones o proposiciones u oraciones coordinadas copulativas:
Antonio trabaja en un supermercado y Pedro estudia.
Se quitó la chaqueta y entró al bar.
El jinete subió a su caballo y galopó hacia el pueblo.
En el análisis sintáctico la conjunción “y” tiene la función de nexo coordinante. En el siguiente enlace puedes ver analizada la siguiente oración: Luego brillará la lucecita roja del vagón y desaparecerá en la noche oscura y silenciosa. En ella, la primera “y” une las dos coordinadas, mientras que la segunda “y” une dos adjetivos dentro del mismo sintagma.
En las oraciones coordinadas copulativas, como estas dos de arriba, el orden de las proposiciones u oraciones puede resultar indiferente, como en el primer caso, o bien puede alterar alterar el sentido, como en la segunda oración. También puede originar una construcción agramatical (sin sentido), como en el último ejemplo:
Pedro estudia y Antonia trabaja en un supermercado.
Entró al bar y se quitó la chaqueta.
*Galopó hacia el pueblo y el jinete subió a su caballo.
Hay que recordar que las oraciones o proposiciones coordinadas copulativas unidas por la conjunción “y” (así sucede en todas las oraciones compuestas coordinadas, independientemente de cual sea la conjunción o locución conjuntiva) tienen la misma jerarquía, es decir, son independientes (no hay una que dependa o se supedite a otra).
¿Cuándo la conjunción “y” cambia a “e”?
La conjunción “y” es sustituida por “e” cuando la palabra siguiente empieza por “i” o “hi”:
Vinieron a la fiesta Luis, Iván e Ignacio.
Visitaron en la región muchos castillos e iglesias.
Ahora bien, la “y” mantiene su forma si antecede a palabras que comienzan con los diptongos “ia” o “hia”, “ie” o “hie” y “io” o “hio”. Por lo tanto, no cambia a “e” en los siguientes ejemplos:
Colocó dos bolsas de té en un vaso de agua y hielo.
Leones y hienas son eternos enemigos en la sabana africana.
Valor de enlace extraoracional
Al comienzo de una oración o párrafo, la conjunción “y” tiene un valor de enlace extraoracional (elementos de conexión que relacionan ideas) con lo dicho anteriormente.
La mujer enarcó las cejas y le comentó: “No me creo sus palabras”. Y el hombre dijo: “Me crea o no, ha ocurrido así”.
Marcador discursivo de comienzo absoluto
La conjunción “y” puede usarse para abrir discursos o iniciar réplicas. Pierde en estos casos su valor de enlace o nexo y sirve, según la ocasión, para expresar distintos matices expresivos: reticencia, desprecio, ironía, sorpresa...
¡Y qué me importa lo que él diga!
¿Y tú, qué haces hay?
Valor enfático y conclusivo
La conjunción “y” introduce en ocasiones expresiones lexicalizadas de valor enfático y conclusivo: y punto, y basta, y pare usted de contar, y se acabó, y asunto concluido/terminado/zanjado/iquidado/resuelto, y ya, y san se acabó...
Expresiones coloquiales con “y”
Esta conjunción puede usarse al inicio de construcciones de tipo coloquial. Algunas de ellas son las siguientes:
-¿Y a mí qué?: expresa indiferencia ante lo que otra persona nos dice.
-¿Y entonces?: se usa para pedir a alguien a que continúe el relato.
-¿Y eso?: se emplea para pedir una explicación de algo que nos sorprende.
-¿Y qué?: formula una pregunta o duda cuando alguien no ha entendido lo que otra persona le ha dicho; otras veces expresa indiferencia ante lo dicho por otro.
-¿Y si...?: expresión interrogativa que encabeza una oración en la que se propone una actividad (¿Y si nos vamos a la playa?).
-Y tú, ¿por qué...?: se usa para expresar un reproche o una crítica.
-Y eso que...: es una locución conjuntiva de tipo concesivo (equivale a “aunque”).
-Y mira que: es una expresión ponderativa que tiene también valor concesivo.
Valor adverbial
La conjunción “y” adquiere un valor adverbial y se hace tónica cuando encabeza enunciados interrogativos. En estos casos, “y” tiene un significado que, dependiendo del contexto, puede equivaler a “dónde”, “cómo”, “qué hay de”, “qué tal”. Ejemplo:
¿Y Laura? [=¿Dónde está Laura? o ¿Cómo está Laura?]